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EL EJEMPLO DE LA JACARANDA |
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Foto: María Romero |
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L a espectacular belleza del color lila entremezclado con los naturales verdes de la jacaranda que florecía en uno de los extremos de la Alameda, detrás del Santo al que daba sombra y frescura, engalanándolo con irrepetibles mantos del color de las estaciones, era una de las preciosas vistas que ofrecía esta plaza al paseante.Mirarla en cualquier tiempo, era contemplar en un todo las fachadas del inicio de la calle de la Cruz hasta la Torre de la Trinidad, con el contraste perfecto del bronce del monumento y sus flores. Era algo maravilloso el punto que daban sus ramas al entorno, recordando el esplendor perdido. Disfrutarla en esta época con sus grandes racimos de flores azuladas, que sobrepasaban la cabeza misma del Creador, es algo que no podremos hacer ya más: ha desaparecido para siempre, arrancadas sus raíces por operarios municipales en cumplimiento de una orden que presumimos arbitraria y de mal gusto, a pesar de haber oído por ahí que la causa podía ser la molestia que ocasionaba a alguien de Coín o no sé qué extraña enfermedad. Sorprendente excusa para los vecinos de este rincón coineño, cuando todos los días la hemos visto gozar de extraordinaria salud y fortaleza, a más de un espléndido aspecto que, a los que tuvimos el placer de gozar de su compañía, siempre nos alegraba la vida y la vista. Y si fuera verdad que estaba enferma, razones mínimamente "humanitarias" hubieran aconsejado su tratamiento y cura, nunca un desahucio tan cruel. Debemos preocuparnos porque los políticos empiezan cortando un árbol y pueden acabar enterrando un río, demoliendo casas y edificios monumentales, "arreglando" fuentes y machacando la palabra y la opinión, y claro, esto puede acabar muy mal para todos y para lo mejor que queda de Coín. Sirvan estas líneas de recordado homenaje al ejemplo de la jacaranda del Santo de la Alameda, que por haberse mantenido siempre callada y discreta, ha sido condenada a muerte para no salir nunca más en la foto. Coín, junio de 1998. |
Foto: Ignacio García |
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