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LA CIUDAD DEL CINE, O ESTO ES DE PELÍCULA Segunda parte |
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"No le sienta bien al tonto el artificio, ni al príncipe la mentira". Con esta frase de Quevedo iniciaba el portavoz del grupo socialista, Juan Carlos Lomeña, su intervención en la sesión informativa que, sobre el asunto de "la ciudad del cine", tuvo lugar en el Salón de Plenos el pasado uno de febrero. Justamente en la escena que nos habíamos quedado en la primera parte. A aquella sesión pública asistí y pude "conocer" los términos escritos del contrato y la nueva parte contratante de la concesión del complejo, que ahora les comento por la trascendencia e importancia del asunto. Pero antes debo contarles una circunstancia que se había producido con anterioridad a esa reunión y conviene saberla. Cuando conocimos el importe que, primeramente, se había pactado con la potencial empresa concesionaria -trescientas setenta mil pesetas mensuales-, a un grupo de ciudadanos coin-cidentes nos pareció tan ridícula esta cuantía que pensamos en hacer otra oferta, aumentándola en cincuenta mil pesetas y en las mismas condiciones, sean cuales fueran, que hubiera pactado el alcalde. Para ello, comparecí el veintisiete de enero del corriente ante el señor Secretario del Ayuntamiento, en nombre propio y en representación de otros coineños entre los que se contaban José Antonio Urbano Pérez, Antonio Lucena Caro y Salvador González González (alcalde que fue de ésta con el Partido Andalucista del que es militante en la actualidad, como también lo es el alcalde; y cuya presencia puede dar idea de cómo están las cosas en la coineña "casa blanca y verde"). Nuestra intención era, como pueden suponer, indicar a la corporación que lo que se pretendía hacer con esta "ciudad" podía llevarse a cabo por personas del lugar, y dejar constancia de nuestro parecer sobre la posible ilegalidad que ese acuerdo pudiera tener, al no haberse hecho con la información y transparencia que el caso requería, y perjudicar, por ende, los intereses de Coín. También habrás supuesto, inteligente lector, que a esa propuesta, realizada con todas las formalidades legales, nunca se tuvo en cuenta, ignorándose por completo en el devenir posterior de los acontecimientos y sin que hasta hoy hayamos tenido respuesta de quien corresponda en ningún sentido. Pero sigamos. El pasado cuatro de febrero, días después de aquella escena, se reunió el Pleno Municipal con el único objeto de debatir y aprobar el contrato de arrendamiento de "la ciudad del cine" con la nueva empresa explotadora que, of course, fue aprobado con los diez votos del Partido Andalucista en el poder y el voto en contra de toda la oposición que, impotente numéricamente, veía como se fraguaba una operación que califican de "amiguismo político" y "perjudicial para los intereses municipales". La nueva empresa agraciada -constituida como quien dice, ayer mismo, y sin que al momento de la redacción del contrato se encontrara siquiera inscrita registralmente- se llama: "Grupo de gestión de hoteles, villas y alojamientos rurales, sociedad limitada". Para formalizar su constitución acude el 9 de octubre de 1998 a una notaria sevillana don Aquilino Fraile García. Solo, con su DNI y dos poderes que lo acreditan como representante de otras dos personas jurídicas: "Promotora de alojamientos rurales FG y PS, sociedad limitada" y "Tourist Golden, sociedad limitada", ésta con el mismo domicilio social de la nueva, y ambos en Sevilla. Como su propio nombre indica, la nueva empresa arrendataria es una sociedad de responsabilidad limitada, es decir, que las responsabilidades económicas por las que responde ella misma y sus socios, están limitadas al capital social y la participación respectiva que tengan en su momento. Quinientas mil pesetas es el capital social de la nueva mercantil, y medio millón es, por tanto, el limite de la responsabilidad con que ésta garantiza y hoy responde frente a terceros en las obligaciones económicas que se deriven de su actividad mercantil. También frente al Ayuntamiento, como parte arrendadora que es. Las quinientas mil pesetas de capital societario -mil pesetas por acción- esta repartido entre los tres socios a razón de 250 acciones para una de las sociedades, 245 para la otra, y las 5 restantes -o sea, cinco mil pesetas- son las que le corresponden al señor Fraile García que, se nombra, Administrador Único para regirla. Con este administrador, único representante conocido, es con quien el señor alcalde pacta oficialmente el negocio y los términos del contrato que nos ocupa, y es la única persona que, como dueño de la empresa, conocemos al día de hoy, ya que por el equipo de gobierno municipal no se ha recabado información alguna sobre las sociedades que son accionistas mayoritarias de la arrendataria ni sobre las personas que están detrás. Así lo reconoce el alcalde en el Pleno y así consta en acta, a pesar de haberlo solicitado con anterioridad el portavoz del grupo popular, Antonio Bernal-Aranda. Podría pensarse, a la vista de todo ello, que se ha contratado sin saber con quien se contrata, pero es difícil creer que haya pecado de tanta ingenuidad el gobierno local y más bien parece que éste conoce perfectamente a las personas físicas que integran las jurídicas, y ya sabremos quienes son... porque el señor alcalde -también consta en acta- dijo sobre este ruego popular, que "se tomará en cuenta y se pedirá". El texto del contrato, que fue aprobado con los solitarios votos del andalucista partido gobernante y suscrito con la otra "desconocida" parte sevillana, me decía un amigo que "lo había redactado un enemigo del pueblo", y a pesar de que le decía yo que era un exagerado, acabó por convencerme. El contrato, que podría haber sido escrito sobre un billete de lotería, pone en manos de la "desconocida" empresa unos terrenos propiedad de este municipio "con una superficie de algo más de cien mil metros cuadrados". Sobre ellos existen construidas las edificaciones e instalaciones que conforman "una industria de turismo rural" en funcionamiento, y el inventario de lo que allí hay, si bien se dice acompañar como "ANEXO I", no se ha facilitado ni lo conocemos. Todo lo material que allí se encuentra es objeto del arrendamiento por un tiempo de cinco años y una renta anual fijada en el siete y medio por ciento de la facturación que sirva para liquidar el iva. Es decir, un canon a medida de la parte arrendataria, ya que si se factura se paga y si no se factura no se paga. Que este canon es bajo en demasía no es sólo opinión mayoritaria, lo reconoce el propio alcalde, Juan José Rodríguez Osorio, en la manifestación "4)" del contrato aprobado, justificándose en atención a otros beneficios indirectos, que vaya Vd. a saber cuales son, a la vista de cómo ha empezado a funcionar la empresa y las escandalosas decisiones adoptadas por su administrador y accionista mini minoritario con respecto a la productora -Linze Televisión, S.A.- de la teleserie "Plaza Alta". Pero ese billete de lotería no ha sido solamente agraciado con el gordo, además le ha tocado el especial a la serie. No me refiero -que también- a la citada serie televisiva, que ya ha pagado unos cuarenta millones de pesetas a los anteriores arrendatarios, proveedores y al Ayuntamiento por los servicios de que dispone. No, me refiero a lo que se estipula respecto de las inversiones a realizar en el complejo por el dueño del boleto. Como podría interpretarse, es muy fácil de entender. Por ejemplo, si el "Grupo de gestión de hoteles, villas y alojamientos rurales, sociedad limitada" tuviese que pagar de renta mil pesetas: quinientas se ingresarían en la Tesorería municipal y, "al menos", las otras quinientas debe invertirlas la empresa arrendataria en el complejo. Digamos que ésta construye, autorizada por el Ayuntamiento, una caseta de información a la entrada o un nostálgico torreón, pongo por caso. Pues bien, cuando el contrato finalice el pueblo de Coín, a través de su Ayuntamiento, deberá pagar a esta empresa al irse -como "indemnización"- lo que en aquella caseta o torreón se gastaron o valga entonces (estipulación décima, uno). Cantidad que se "determinará de común acuerdo, o, en su defecto, mediante peritación independiente". Lo que supone que aquellas quinientas pesetas que se gastó en la obra -y que son dineros del Ayuntamiento- las recupera, curiosamente, la sociedad arrendataria e, incluso, puede ganarle a esa "inversión" la plusvalía adquirida con el tiempo, ya que, peritada, puede valer, verbigracia, setecientas. La finca, construcciones, instalaciones y hasta clientes de la industria en marcha los recibe la nueva empresa explotadora de manos del gobierno local libre de polvo y paja y sin que tengan ningún compromiso con nada anterior, como deudas a proveedores, trabajadores, o ni siquiera con la productora de la misma serie televisiva, "Plaza Alta", a la que no se le ha respetado lo pactado ni los derechos adquiridos y se les está perjudicando en la misma medida que al pueblo de Coín. El contrato también permite al nuevo "inversor" que la actividad turística-empresarial que realice pueda dejarla inactiva durante siete meses "discontinuos", o cinco meses seguidos, al año. El "programa de inversiones y actuaciones a realizar que se une como ANEXO II" al contrato arrendaticio, enviado por la otra parte contratante (pueden Vds. comprobarlo aquí mismo), fue calificado por la oposición en pleno de "tomadura de pelo asombrosa". Contempla, entre otras "inversiones", la compra de un ordenador -"Harfware"- y programa -"Sorfware"- para la oficina; enviar un "mailing" a "las mil empresas más importantes de España"; o la "inscripción como socio" en la asociación del ramo, pasando por "la mejora y ampliación de lencería y productos desechables de bienvenidos (jaboncillo, gel, champú, peines, gorros ducha, etc.)". Cuando la concejala popular, Antonia María Fernández Lomeña, advirtió en aquella sesión municipal que "estabamos haciendo el tonto" con este contrato y el proyecto inversor, el portavoz andalucista, Rafael Palomo Gómez, después de que este adjetivo había sido empleado hasta la saciedad por toda la oposición en sus intervenciones, rogaba a ésta que utilizara otro por parecerle este calificativo ofensivo y desproporcionado, sin que aquélla lograra encontrar otra manera que explicara mejor la situación. Hoy, cuando leo en el periódico que el Consejero de Turismo de la Junta de Andalucía -del Partido Andalucista-, ha presentado a los medios de comunicación el proyecto "La ruta del bandolerismo andaluz", me pregunto si Coín estará incluido en ella, como en alguna guía turística ya ha aparecido, erróneamente, of course.
Coín, 28 de febrero de 1999. |
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